Más de la mitad de agua que tiene que llover en un año, cayó en unas horas en Bahía Blanca.
El cambio climático afecta los patrones de lluvia, demuestran estudios. Para el gobierno argentino que lo desmiente, la evidencia hoy la tiene, lamentablemente, en Bahía Blanca.
Suelo hablar muy poco sobre temas que estén relacionados con mi vida en este espacio. Es más, no suelo hacerlo. Pero esta edición es diferente, salió más rápido y aunque es un trabajo en progreso, sí tiene la reflexión que siempre busco impregnar en cada texto. Para ustedes queridos lectores, a los cuales nunca les hablo de mi, les cuento hoy que mi familia entera es de la ciudad de Bahía Blanca, una ciudad que en los últimos días recorrió cada medio (papel o digital) del país, por haber sufrido uno de los temporales y tormentas más graves de su historia.
Soy la primera y única generación nacida en Capital Federal, y hasta el día de hoy, toda mi familia a excepción de mi mamá sigue viviendo en el Barrio Lujan de la ciudad, a tres cuadras del Arroyo Napostá. Un arroyo que desde que soy pequeña siempre he visto seco, y por primera vez (quizás igual que ustedes) en las siguientes fotos lo veo rebalsado.
Bahía Blanca siempre fue para mi esa ciudad en donde el viento pega fuerte y te hace masticar la tierra entre los dientes, en donde las palas te rebotan de lo seca que está la tierra, en donde hay polvo en todos lados. Mi tía Nora vive con mi primo Santiago en la casa que construyó mi abuelo Alcides con ayuda de mi abuela. Casa cuyo techo en 2023 (donde ocurrió tal temporal que los aviones en Aeroparque se movían de lado a lado) fue casi destruido por los pinos que el viento arrancó de la tierra y depositó sobre las tejas.
Entonces les digo que hoy voy a hablar poco yo, muy poco. Voy a dejar que Nora hable, y voy a dejar que ustedes miren.
Esto que van a ver, es lo que causa el cambio climático, el que desmiente nuestro gobierno, el que ignora. Hoy vamos a hablar del temporal y la inundación de la ciudad Argentina de Bahía Blanca el pasado 7 de Marzo.
¿Empezamos?
Hablemos de lo que pasó en Bahía Blanca
“Hoy es domingo 9 de marzo de 2025, me encuentro recorriendo el canal Maldonado que sale en dirección a la salida al mar, que está aproximadamente a 2 km, el balneario municipal 1, Brazo del Mar. Estoy en la calle principal, en la costa que costea el canal, camino de Cintura” me describe en un audio Nora. Las comunicaciones con ella han sido entrecortadas desde el viernes, cuando las torres de comunicación funcionaban, los cortes de luz en casi toda la ciudad no permitián que cargara su celular. El viernes 7 de marzo, casi ninguna persona a la distancia podía saber sobre la seguridad de sus familiares en Bahía Blanca.
Nunca había llovido en tan pocas horas más de 200 mm. Más de 200 mm de agua en pocas horas. Así lo dice las estadísticas, la radio. La mitad o más del agua que tiene que caer en un año, cayó en unas horas en Bahía Blanca.”
“Todavía no nos hemos recuperado del desastre que pasó en diciembre del 2023 con el viento que se llevó la mitad de Bahía Blanca, la mitad de los árboles de Bahía Blanca y de las casas, los clubes, cuando nos azota después de 15 meses, según las estadísticas, el agua. Nos azotó el viento con toda la furia y ahora nos azotó el agua. El agua cayó continuamente con una persistencia, no hubo vendaval, no hubo viento, no hubo nada, simplemente cayó el agua verticalmente, abundantemente. Eso ocasionó que en la parte superior del canal Maldonado el arroyo Napostá desbordara y todo eso no tuvo contención y desbordó. Y acá estoy enumerando algunos desastres. Que les pasaron a las personas que estamos, como mi persona que está viviendo a tres cuadras de este canal, cuando las personas que no pudieron contener el agua antes de las casas, porque con mi hijo nosotros hicimos bolsas de arena y contuvimos el agua, pero en otras casas ocasionó desastres. Nunca había llovido en tan pocas horas más de 200 mm. Más de 200 mm de agua en pocas horas. Así lo dice las estadísticas, la radio. La mitad o más del agua que tiene que caer en un año, cayó en unas horas en Bahía Blanca.”
El sábado 16 de diciembre de 2023, Bahía Blanca vivió una de sus noches más oscuras. No era la lluvia, no era la crecida del agua, sino el viento el que trajo el aroma a tragedia. Viento que se desató sobre la ciudad con una furia pocas veces vista.
Alrededor de las siete de la tarde de ese sábado, con el cielo cubierto de un gris espeso, tenebroso, el Servicio Meteorológico Nacional registró ráfagas de 155 kilómetros por hora, el pico de un temporal que, en menos de una hora, iba a cambiar la ciudad. En el tiempo que transcurrió el temporal, de forma similar a este, rápido y destructivo, las ráfagas superaron los 100 km/h durante más de media hora, y no dejaron casi nada en pie. Árboles arrancados de raíz, techos que volaban como hojas de papel, calles convertidas en laberintos de escombros y cables caídos.
Sin adaptación, ya sea con el viento, el fuego o el agua, nadie está seguro ni afuera ni adentro. En el club Bahiense del Norte, en medio de la tormenta, el techo cedió por la fuerza del viento y una pared de cuatro metros se desplomó sobre quienes estaban adentro. Trece personas murieron, en segundos, en un lugar donde uno podría llegar a pensar que nunca deberían haber corrido peligro. Bahía Blanca aún reclama que allí, en la cara, se les diga que el cambio climático no existe.
La ciudad despertó al día siguiente en estado de shock, si es que en algún momento durmió, con 350 personas refugiadas en centros de evacuación, 430 llamados al 911 y un paisaje que nadie reconocía. Se estima que unos 14.000 árboles fueron arrancados, dejando a Bahía Blanca irreconocible, pelada.
En 2025, cuando la herida del viento comenzaba a sanar, vino el agua para abrirla.
“Las plantas, los árboles que se llevó, lo que estaban al costado” continua el audio, “[la lluvia] socavó todo el agua del canal, se llevó los árboles, los pinos, porque la ingeniería verde en Bahía Blanca es bastante pobre, teniendo una petroquímica, una planta de gas, es terrible las grandes cantidades de tierra que hay sin árboles. Realmente en eso está fallando, en esa área está fallando lo que es la ingeniera a cargo, que no recuerdo en este momento su nombre. Muy mala la plantación de árboles en Bahía Blanca, por más que se han puesto dos o tres por acá, por allá no. Y acá tenemos ahora los árboles que estaban al costado del canal, sobre todo la costa derecha, han sido llevados, más lo que no había han sido llevados los tamariscos. Tamarisco que ya no encontramos en Bahía Blanca. Tamariscos que se los llevó toda la corriente. Yo tengo 60 años viviendo en Bahía Blanca y nunca pasó esto. Lo máximo que pasó una vez, cuando yo tenía aproximadamente nueve años, fue que el canal se llenó al borde. Nada más que era un espectáculo. Toda la gente viendo de cómo había llovido en Sierra La Ventana y había bajado toda esa agua. En 60 años no pasó esto. Cuando vi que el agua subía y entraba a casa, antes de contenerla, yo dije rebalsó el canal Maldonado.”
En los últimos días varios medios provinciales y nacionales circularon un trabajo de hidrografía urbana de la ciudad, publicado en el sitio web del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) en 2012. Estudio que indica, que la ciudad se emplaza en la cuenca inferior del canal Maldonado y del arroyo Napostá, dos cursos de agua clave en el sistema de drenaje local. Pero es debido a su ubicación en esta cuenca baja, que las aguas se acumulan rápidamente en la ciudad ante lluvias intensas.
Según el informe, la geografía del terreno, particularmente en sectores de baja pendiente, agrava esta situación debido a que el escurrimiento generado en áreas más altas erosiona calles sin pavimento y transporta sedimentos hacia zonas bajas, bloqueando los sistemas de drenaje existentes. Además, la expansión urbana no planificada contribuye a este problema al generar áreas impermeables y reducir espacios naturales de absorción, incrementando así el volumen de escorrentía superficial y dificultando el correcto drenaje del agua hacia el mar.
Al informe lo levantaron medios con la intención de responder si existía la posibilidad de predecir este tipo de desastres en Bahía Blanca.
La respuesta fácil, sí. ¿La respuesta larga?
El cambio climático está transformando la forma en que llueve. No se trata más solo de cuánta agua cae, sino de cómo y cuándo lo hace. A medida que el planeta se calienta, la atmósfera puede retener más humedad, lo que intensifica las precipitaciones en algunos momentos y lugares. Sin embargo, esto no significa que las lluvias sean siempre más frecuentes, sino que cuando ocurren, pueden ser más intensas, con acumulaciones en poco tiempo que generan un impacto más severo.
Bahía Blanca es un ejemplo claro de cómo estos cambios pueden amplificar las consecuencias de un evento climático. El medio digital, por ejemplo, Canal E se comunicó con el meteorólogo Alpio Costa, quien explicó que la ciudad recibe, en promedio, mucha menos lluvia que otras zonas del país, como La Plata. Mientras que en la capital bonaerense las precipitaciones anuales superan los 1.500 milímetros, en Bahía Blanca el acumulado es significativamente menor. Por eso, una tormenta que descargue 350 milímetros en pocas horas tiene un impacto mucho más dramático. “Cuando una ciudad acostumbrada a un régimen de lluvias bajo enfrenta un evento de esta magnitud, las consecuencias pueden ser mucho más graves”, advirtió Costa.
Según un documento Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), que busca responder las preguntas más frecuentes sobre el impacto del cambio climático en nuestras vidas, el problema no es solo la cantidad de lluvia, sino la rapidez con la que cae y cómo el terreno la recibe. En algunas regiones, el calentamiento global también está alterando los patrones de viento y la formación de tormentas, haciendo que las lluvias sean más erráticas. Algunas zonas pueden volverse más húmedas, mientras que otras pueden enfrentar períodos de sequía seguidos de lluvias torrenciales que el suelo, seco y endurecido, no puede absorber.
"Sabemos que Bahía Blanca siempre es una zona de viento, de viento, sí, que ha volado techos, que ha sacado casas, pero nunca había sido así, nunca se había combinado todo como en el 2023. Y gracias a Dios, esta vez no vino el viento, porque si no, la tragedia hubiera sido mucho mayor. Y bueno, para las villas de emergencia que están en declive hacia el mar, como Villa Caracol, Villa Rondó, todo eso, quedaron bajo el agua. Toda la casa, toda, se inundó. La gente perdió todo. Fue un desastre para esa gente, tuvieron que evacuar. Y acá estoy viendo, en el puente de los Ingleses, el ferrocarril, no puedo creer cómo lo dejó, por Dios. Y en el puente de Sixto Laspiur, una camioneta cayó intentando cruzar, cayó en el socavón que había y se la llevó. Iba una familia dentro. Me dijeron que los rescataron, pero después pasó algo peor. Un matrimonio que iba viajando, se iba a refugiar en una casa, el agua los agarró en la ruta, subieron al techo de un camión de correo, que es conocido acá en Bahía Blanca. No sé qué pasó después, pero el hombre los dejó arriba del techo del camión, a la mujer y a las dos nenas, una de un año y otra de cuatro, las dejó ahí, y cuando volvió ya no las encontró. Encontraron a la madre, pero a las nenas, todavía hoy no las encuentran."
Esto te saca la ganas de vivir.
“Perdimos todo, no nos quedo nada”, se escucha la voz de un vecino de Villa Nocito. A metros del Balneario Maldonado. “Nos entró un metro de agua, perdimos todo, hasta el coche, nos lo sacó del garage.”
“Ahi esta la marca”, dice Nora.
“El problem es que Bahía esta todo mal. Estos temporales, ¿quién los espera?” sigue el vecino. Cuya voz es interrumpida por la de su esposa, “Nosotros logramos salir a las ocho. Acá a las ocho de la mañana estaba acá arriba [a un metro].”
Mientras Nora se adentra a ver la casa de los vecinos, lo que queda de ella, los dueños siguen “[El agua] se llevó coches, gente. Asi no se a quien van a ayudar, porque si esta tragedia de lo ocurriera a uno solo se puede. Acá le pasó a todo el mundo, todos estamos igual.”
Hasta hoy, el personal de la Comisaría Bahía Blanca 5°, en la calle Don Bosco, no se ha movilizado para atender a los vecinos. “Acá no apareció nadie. Estaban [los comisarios] tomando mate en la estación de servicio. Porque acá andan los chorros también. Nadie trae agua. A nadie le importa lo que yo digo. En vez de venir a ayudarnos los argentinos, nos roban. Esto te saca las ganas de vivir. Gracias a dios no perdimos ningún familiar, esto se arregla. Lo vamos a arreglar. Pero la gente que perdió familiares.”
Hoy, 10 de marzo, las noticias del país indican que no fueron 200 mm lo que llovió en Bahía Blanca. Fueron 400 mm los que llovieron. Incluso la casilla donde el camión regador de las calles carga agua en el barrio Lujan fue llevada por la corriente. Agua que se lleva el agua, la energía, vidas.
Los muebles se recuperan, los pisos se limpian, las calles se pueden volver a reconstruir. Pero lo que va a quedar siempre después de este 7 de marzo, es la certeza de que lo que antes parecía imposible, ahora es parte del presente. Es la confirmación de que el clima cambió, y con él, la seguridad de todos. Desde Bahía Blanca hasta Jujuy, de Jujuy hasta el fin del mundo.
Pero en Bahía Blanca, como en tantas otras ciudades de este país, la gente se va a levantar incluso cuando todo parezca derrumbarse. Y todo el país debe estar para ayudarla.
Quizás la pregunta no sea si podemos predecir estos desastres. Quizás la verdadera pregunta sea qué estamos dispuestos a hacer para evitar que se repitan.
Gracias por llegar hasta acá.
Para aquellos que dentro de sus posibilidades quieran ayudar a la ciudad:
Desde el club Huracán están recibiendo alimentos no perecederos, packs de agua, colchones, sábanas, toallones y frazadas. Las donaciones se recibirán hasta el 16 de marzo en calle Caseros 3159.
El club Racing también esta recibiendo alimentos no perecederos, pañales, calzado nuevo o en buen estado (en especial botas), artículos de limpieza e higiene personal. Sede Ciudad de Buenos Aires, calle Nogoyá 3045, todos los días de 8 a 22. Sede Estadio, Departamento del hincha de lunes a viernes de 10 a 18 horas
River Plate recibirá donaciones durante el lunes 10 y el martes 11, en el horario de 12 a 20. La lista de pedidos incluye agua, artículos de higiene personal, lavandina y colchones.